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Últimamente ha cobrado auge las prácticas de meditación, relajación y con ellas también el mindfulness. Pero al igual que estas prácticas, el mindfulness tiene sus orígenes hace aproximadamente más de 2,500 años y actualmente gente alrededor del mundo se beneficia de ella.

En algún momento de nuestra vida, todos hemos practicado el mindfulness, es una acción tan simple que requiere únicamente de la capacidad de estar CONSCIENTE de lo que se hace, se piensa y se siente. Es una acción simple y compleja a la vez, en nuestro día a día nuestra mente generalmente no está enfocada a consciencia en lo que realmente estamos haciendo, sino que divaga de pensamiento en pensamiento sin orientación alguna, pensamos en todas las tareas que tenemos que hacer, en vez de enfocarnos en lo que estamos haciendo en ese preciso momento. El mindfulness no es una capacidad que requiere de mucha técnica y años de práctica para hacerlo, es en realidad una capacidad humana básica que todos poseemos.

Uno de los principales efectos del mindfulness es el desarrollo de la habilidad de concentración, autores como Simón (2007) indican que el aumento de la concentración provoca un estado de bienestar, calma y serenidad, al estar en este estado de serenidad, la comprensión de la realidad aumenta haciendo que percibamos la realidad tan cual es.

Lutz, Dunee y Davidson (2007) definen mindfulness como un estado en el que el practicante es capaz de mantener la atención centrada en un objeto por un periodo de tiempo teóricamente ilimitado.

Tomando como base esta definición podemos asegurar que el mindfulness mejora la concentración y los estados de atención.

¿Qué beneficios podemos obtener del Mindfulness?

  • Varios autores sugieren que la práctica del mindfulness favorece el restablecimiento del equilibrio emocional, haciendo que se tengan estados de ánimo más positivos.
  • El mindfulness crea un estado mental que activa el cerebro en un momento determinado, es capaz de crear un patrón de actividad que pueda ser producido con mayor probabilidad en el futuro. Al producirse este cambio continuamente, dejará de ser un estado mental temporal y puede convertirse en un rasgo duradero, esto quiere decir que será más fácil evocar este rasgo de atención sostenida y consciente.
  • Estudios recientes han demostrado que el mindfulness provoca cambios estructurales en el cerebro, creando un mayor grosor en la corteza cerebral. Las zonas del cerebro más implicadas son el hemisferio y la corteza prefrontal, esto es de suma importancia ya que sabemos que en la corteza prefrontal se encuentran las funciones ejecutivas que que juegan un papel clave en el déficit de atención.

Investigaciones actuales demuestran los beneficios de el mindfulness en adultos con Déficit de Atención, siendo el mindfulness una práctica que mejora los estados de consciencia, nos inclinamos a pensar que los niños con déficit de atención también pueden beneficiarse del mindfulness, no sólo para mejorar los estados de atención sino también para regular emociones y mejorar la conducta.

 

 

 

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